Vístete despacio si tienes prisa

Las prisas no son buenas.

El emperador Augusto solía decir a sus sirvientes: «Apresúrate lentamente«.

Y dicen que fue Fernando VII quien acuñó el refrán que da título a este email.

Si quieres que las cosas salgan bien, es importante dedicarles el tiempo necesario para ello. De lo contrario, te condenas a la mediocridad.

Rápido tiende demasiadas veces a mal.

Pensando en esto, me viene una metáfora fantástica a la cabeza.

Resulta que el bambú es una planta que se toma su tiempo.

Una vez la plantas, tienes que esperar unos 6 o 7 años para empezar a ver los primeros brotes verdes.

Hasta ese momento, tú te limitas a confiar.

Y lo riegas.

Riegas a largo plazo.

Repito: durante 6 o 7 años.

Tú confías en que eso está ahí, latente, y aparecerá tarde o temprano.

¿Qué pasa después?

Desde que empiezan a aparecer los primeros signos de vida, el bambú puede crecer muchísimo en poco tiempo.

Y en eso se parece mucho a emprender.

A corto y medio plazo estás sembrando raíces fuertes y duraderas.

Puede que sea poco gratificante al principio, pero cuando llegan los primeros resultados te alegras de haber estado dando el callo.

No siempre tardan tanto en llegar.

Yo sigo impresionado de lo que he conseguido en menos de 3 meses.

Pero hay que estar dispuesto a que las cosas tarden.

Sobre todo si quieres construir algo duradero.

¿Qué quiero decir con esto?

Que no desesperes.

Los resultados llegan cuando las cosas se hacen bien.

Sé como el bambú: crea unas raíces fuertes al principio y riégalas todos los días para llegar alto en el largo plazo.